Cerro la HORQUETA, municipio de Abriaquí, Antioquia. El cerro más bonito de la cordillera de los Andes en América. GRAN RESERVA ECOLOGICA DE COLOMBIA Y EL MUNDO
Translate
miércoles, 28 de octubre de 2015
viernes, 10 de julio de 2015
Consejos de vida
William
Shakespeare, el máximo representante de las letras inglesas decía:
Siempre me siento feliz, ¿sabes por qué? Porque no espero nada de nadie; esperar siempre duele. Los problemas no son eternos, siempre tienen solución, lo único que no se resuelve es la muerte. No permitas que nadie te insulte, te humille o te baje la autoestima. Los gritos son el arma de los cobardes, de los que no tienen la razón. Siempre encontraremos gente que te quieren culpar de sus fracasos y cada quien tiene lo que se merece. Hay que ser fuertes y levantarse de los tropiezos que nos pone la vida para avisarnos que después de un túnel oscuro y lleno de soledad vienen cosas muy buenas "NO HAY MAL QUE POR BIEN NO VENGA". Por eso disfruta la vida porque es muy corta, por eso ámala, se feliz y siempre sonríe, solo vive intensamente para ti y por ti. Recuerda:
. Antes de discutir, respira. Antes de hablar, Escucha
. Antes de criticar, Examínate
. Antes de escribir, Piensa
. Antes de herir, siente
. Antes de rendirte, Intenta
. Antes de morir... VIVE...!
Un día comprendí q el silencio vale mas que mil
palabras!: Un periodista le hizo una Entrevista a Dios, al entrar en la
habitación le pregunto: ¿que es lo que mas le sorprende de la humanidad?, a lo
que Dios respondió: que se aburren de ser niños y quieran crecer rápido, para
después desear ser niños otra vez. Que desperdicien la salud para hacer dinero
y luego pierdan el dinero para recuperar la salud. Que ansían el futuro y
olviden el presente y así no vivan ni el presente ni el futuro. Que vivan como
si nunca fuesen a morir y mueran como si nunca hubieran vivido....... Quedé en
silencio un rato y le dije: Padre, cuáles son las lecciones de vida que quieres
que tus hijos aprendamos? Y con una sonrisa respondió: ... que aprendan que no pueden hacer que nadie
los ame sino dejarse amar, que lo más valioso en la vida no es lo que tenemos
sino a quien tenemos, que una persona rica no es quien tiene más sino quien
necesita menos y que el dinero puede comprar todo menos la felicidad, QUE EL
FISICO ATRAE PERO LA PERSONALIDAD ENAMORA. Que Quien NO VALORA lo que
tiene, algún día se lamentará por haberlo perdido y que quien hace mal algún
día recibirá su merecido. Si quieres ser feliz haz feliz a alguien, si quieres
recibir, da un poco de ti, rodéate de buenas personas y se una de ellas.
Recuerda, a veces a quien menos esperas es quien te hará vivir buenas
experiencias! Nunca arruines tu
presente por un pasado que no tiene futuro. Una persona fuerte sabe cómo
mantener en orden su vida. Aun con lágrimas en los ojos, se las arregla para
decir con una sonrisa, "estoy bien".
CONSEJOS DE LA NATURALEZA – La
verdadera manera de vivir
La naturaleza nos ofrece EL AIRE, LA LUZ, LA TIERRA, EL SOL Y
LOS VEGETALES para mantener y recuperar
la salud, sin necesidad de intervenciones extrañas y aún menos de productos
artificiales elaborados por el hombre en sus laboratorios o mediante la acción
de la cirugía, la electricidad o los rayos de cualquier tipo.
La
vida del hombre civilizado, con su instinto perdido y su ignorancia de los
mandatos de la Ley Natural, se desarrolla sin más guía que el espíritu de
imitación de los errores ajenos o el propio capricho. El hombre, abusando de su
libre albedrío, continuamente contraviene la Ley Natural, llevando como sanción
una vida de dolencias que termina por lo general con una muerte prematura y
dolorosa.
Los
preceptos que la Ley Natural impone al hombre como condición para mantener la
normalidad orgánica, vale decir la salud, quedan comprendidos en 10 mandatos:
1.
Respirar siempre aire puro;
2.
Comer exclusivamente productos naturales;
3.
Ser sobrios constantemente;
4.
Beber únicamente agua natural;
5.
Tener suma limpieza en todo;
6.
Dominar las pasiones;
7.
No estar jamás ociosos;
8.
Descansar y dormir sólo lo necesario;
9.
vestir sencillamente y con holgura, y
10.
Cultivar todas las virtudes, procurando siempre estar alegres.
1. Respirar siempre
aire puro
A
la inversa, en las ciudades, donde el aire como alimento no reúne las
excelencias de aire puro, para mantener la energía vital, el hombre necesita
recargar la alimentación estomacal, a lo cual se suma la mala elección de los
alimentos que mantiene un estado general de insuficiencia vital.
El
aire debe entrar a nuestra economía por dos conductos: por los pulmones y
por la piel. La piel es un tercer pulmón, a la vez que un tercer riñón,
absorbiendo normalmente la cuarta o la quinta parte del oxígeno que necesitamos
y expeliendo en análoga proporción los desperdicios de nuestro desgaste
orgánico.
Para
que la piel desempeñe sus funciones es indispensable que esté en contacto
directo con la atmósfera o a lo menos que ésta se renueve sobre aquella, de
aquí la importancia de los baños de aire y lo perjudicial de las camisetas y
ropas pegadas al cuerpo.
La
respiración pulmonar debe hacerse por la nariz con la boca cerrada, pues la
nariz es el guardián de los pulmones, calentando el aire demasiado frío y
reteniendo sus impurezas. Mientras mejor nos alimentemos de aire, menos
necesidad tendremos de alimentos estomacales, es por esto que en las personas
que tienen insuficiencia pulmonar, como los tísicos, se desarrolla una gran
actividad digestiva, siendo clásico el apetito de estos enfermos que nunca se
satisfacen.
A
nadie le convienen tanto los baños de aire como a las personas que sufren de
los pulmones, lo mismo que a los enfermos de los riñones les es especialmente
benéfica la transpiración.
Así
como para tener una buena digestión es necesario saber comer, también debemos
saber respirar. Por eso es necesaria la gimnasia respiratoria, varias veces al
día, y especialmente en la mañana haciendo respiraciones profundas durante
algunos minutos con la boca cerrada.
Debemos
pues, buscar el aire puro a toda hora, como el alimento más precioso para
conservar nuestra salud, durmiendo todo el año con la ventana abierta y, si es
posible, en el verano haciéndolo en el patio o bajo los árboles.
2.
Comer exclusivamente productos naturales
Es
indispensable saber escoger los alimentos a fin de mantener la salud, pues el
alimento digerido forma la sangre y ésta será de la misma calidad de aquél. La
salud depende de una buena nutrición y ella no puede existir sino introduciendo
en nuestro cuerpo los productos destinados por la naturaleza para nuestro
mantenimiento.
El
orden natural establece que el reino mineral sustenta al vegetal y esté al
animal, de donde resulta que ingerir substancias minerales, como son casi todos
los productos farmacéuticos, es introducir materias extrañas en el organismo
que no pueden ser asimiladas y que por lo tanto necesitan ser eliminadas.
El
animal en libertad, con auxilio de su instinto, busca el alimento que le
conviene, pero el hombre, habiendo degenerado su instinto, cree poder comer
cuanto le plazca, sin más límite que sus recursos o caprichos.
Como
se verá más delante, contravenir este precepto de la Ley Natural, es la causa
principal de los males y enfermedades del ser humano. Sabios, demuestran, sin
lugar a dudas, que el hombre, es frugívoro, es decir, que su organismo está
constituido para alimentarse de fruta y comprueban la analogía fisiológica del
hombre con el mono, que es frugívoro y nos muestran a millares de indígenas que
viven en los bosques comiendo sólo frutas.
Las
ventajas del régimen frugívoro son manifiestas. Además de evitar la enfermedad,
son el medio más seguro para llevar a su curación. El raciocinio de las
personas que viven exclusivamente de frutas es más claro y despejado, porque la
sangre libre de toxinas irriga mejor las células nerviosas. Los que viven de
frutas crudas no sólo rejuvenecen y se vigorizan, sino que se hacen inmunes a
las enfermedades.
La
carne de los animales no ha sido destinada para alimento del hombre y, más que
alimento, es un excitante debido a los tóxicos que posee, entre los cuales
están la creatina, cretinita, cadaverina, etc., que inyectados a un conejo en
pequeñas proporción, causan su muerte fulminante.
Si
el hombre fuera carnívoro por naturaleza se sentiría atraído por la carne cruda
palpitante, y la consumiría en ese estado. Pero a pesar de que nuestro instinto
está degenerado, aún se rebela ante los despojos sangrientos de cadáveres y
precisa transformarlos por la acción del fuego, cambiando sus propiedades
físicas para hacerlos tolerables a nuestros sentidos.
Si
nos fijamos en las características del carnívoro y del vegetariano, veremos
que, como el tigre, el chacal, etc., todos aquellos se distinguen por su
instinto sanguinario, mientras que los vegetarianos como el elefante, el buey,
el caballo, etc., son fieles, nobles y pacientes.
¿Qué
vamos a buscar en los productos cadavéricos del animal que éste no haya sacado
del reino vegetal? Si el buey forma y mantiene su cuerpo con la materia que
extrae del débil canutillo del pasto, cuánto mejor podrá alimentarse el hombre
con las substancias concentradas en las frutas y semillas que durante seis,
ocho o nueve meses están acumulando energías solares, magnéticas, eléctricas y
de calidad desconocida, extraídas de la tierra y de la atmósfera.
3.
Ser sobrios constantemente
Ser
sobrio es comer poco, bien masticado y en tiempo oportuno.
El exceso en la comida es tan perjudicial como ingerir alimentos antinaturales
porque, forzando el trabajo del aparato digestivo se congestiona y eleva la
temperatura en él, con lo que se producen fermentaciones malsanas que
desarrollan tóxicos envenenadores de la sangre.
El
hombre es uno de los animales más frugales de la creación y sorprende la
pequeña cantidad de alimento que necesita para reparar sus fuerzas. Por ejemplo
San Hilario vivió seis años comiendo quince higos al día. Otros santos vivían
sólo de pan y agua, o de pan y verduras.
La
cuestión está en aprovechar lo que se come, resultando más favorable al organismo
poco alimento que pase a formar parte de su economía que mucho que deje
materias extrañas y lo intoxique. Una condición indispensable para esto es
la buena masticación y la calmada deglución. No debemos comer sin hambre,
porque es forzar al estómago exponiéndolo a una mala digestión.
Nuestras
comidas deben ser hechas a horas determinadas, bastando tres para los adultos y
siendo la del medio día la principal.
Debemos
sentarnos en la mesa con espíritu alegre, libre de preocupaciones y pesares,
reposando a lo menos un cuarto de hora después de terminar el alimento.
Evitemos
beber en exceso durante la comida, porque los líquidos diluyen los jugos
estomacales, debilitando su acción y dificultando el proceso digestivo.
Masticar
bien quiere decir triturar con la dentadura, desmenuzar, reducir a papilla,
casi a líquido, cada bocado, pues así los alimentos sufren su primera digestión
al ser transformados por la saliva.
No
olvidemos que la mitad de la digestión se hace en la boca y que las féculas se
digieren principalmente con la saliva, sin cuya preparación producen ácidos
venenosos en el estómago que irritan los riñones y el hígado. Las personas que
no tienen dientes deben consumir los alimentos rallados o molidos.
Aun
el agua debe beberse a pequeños sorbos, procurando retenerla en la boca, pues
está probado que la parte energética de los alimentos se asimila principalmente
en la boca, así como la parte química se absorbe en el tubo digestivo.
Los
alimentos no deben llegar al estómago con demasiada frecuencia, pues esté se
cansa y debilita. Se entiende cuánta importancia tiene para la salud una buena
dentadura. La cual sólo puede conservarse evitando los desarreglos digestivos.
Las personas que tengan dientes o muelas cariados deben atenderlos para evitar
que sirvan de foco de putrefacción.
El
mejor sitio para comer es al aire libre o bajo los árboles
y, si no es posible hacerlo así debe hacerse en un lugar alegre, con luz y sol que haga agradable una
función tan importante para el mantenimiento de la vida.
Un
error muy común en las familias consiste en servir los mismos alimentos a
adultos, jóvenes y niños, siendo que cada época de la vida tiene necesidades
diferentes. Por ahora diremos que las albúminas convienen a los niños y en la
misma cantidad perjudican a los adultos.
La sobriedad aconseja no llenarse el
estómago, debiendo levantarnos de la mesa satisfechos, pero sin exceso, casi
con apetito.
El
hambre insaciable, la necesidad de comer a toda hora porque se siente
debilidad, es indicio seguro de graves trastornos digestivos, pues lo que se
come no se aprovecha.
El
ayuno es uno de los medios más seguros para curar las enfermedades, no sólo las
digestivas, sino especialmente las febriles (que producen fiebre, desasosiego).
Los animales nos enseñan a ayunar pues cuando se sienten enfermos o heridos no
consumen sino agua, hasta que el apetito, que indica vuelta a la normalidad,
los obliga a alimentarse nuevamente.
El
ayuno puede ser total, sin ingerir otra cosa que agua, o relativo, consumiendo
solamente frutas. El primero conviene en la fiebre de los adultos y el segundo
en las enfermedades febriles de los niños.
Ayunar
cada semana o una vez al mes es de gran provecho para cualquiera porque además
de permitir el descanso al aparato digestivo, favorece las eliminaciones de
materias morbosas pues todo el organismo se dedica a la función de eliminación.
Todas
las religiones practican el ayuno como medio de perfeccionamiento moral, pues
así el cuerpo se libera de toxinas que perturban las funciones nerviosas y especialmente
cerebrales.
También
existe un semiayuno que consiste en comer cada semana o quincena exclusivamente
una fruta durante todo un día, ya sean uvas, manzanas, naranjas, o nueces.
Una
regla fundamental de higiene alimenticia consiste en comer vegetales crudos,
especialmente frutas y semillas de árboles, con moderación y bien masticados.
4.
Beber únicamente agua natural
La
Naturaleza nos ha dado el agua como única bebida, ya que la ha puesto a nuestra
disposición con mano generosa en el río, en la fuente y en el arroyo. El agua,
el aire, la luz y la tierra son los alimentos indispensables para la vida
animal y vegetal. Los tres primeros los aprovechamos directamente con nuestros
órganos, y la tierra indirectamente a través de los productos vegetales.
El
agua es la única bebida natural y no sólo es un alimento, sino también una
medicina, tanto al interior como el exterior, pues todo lo purifica al ser
usada como bebida y en los baños. Las posibilidades del agua fría para
preservar y recuperar la salud (La hidroterapia). El agua como agente de salud
que al ser bebida nos proporciona no sólo sus elementos energéticos en
disolución, es decir, energías solares, efluvios magnéticos, potencia eléctrica
y aire, además de otros elementos aún no bien conocidos provenientes de la
tierra, del aire y del sol. Es por esto que la mejor agua para beber es la que
desciende de la montaña y en constante movimiento se despeña y golpea en su camino.
Estas condiciones y elementos mencionados caracterizan al “agua viva” apta para
satisfacer nuestras necesidades fisiológicas, en oposición al “agua muerta” de
pozos o lagunas estancadas, la cual es perjudicial para la salud.
Los
mayores beneficios del agua se obtienen bebiéndola en pequeños sorbos y en
cantidades moderadas, siempre fresca y natural, ojalá no hervida. Es un
excelente purgante si se bebe en una cucharada cada hora y las indigestiones
desaparecen en una o dos horas si se toman traguitos cortos cada 3 o 4 minutos.
Un
vaso de agua en ayunas y otro en la noche es un medio fácil y seguro para
mantener limpios el estómago y los intestinos. Beber agua con frecuencia y
moderación es un excelente medio para eliminar las intoxicaciones.
Cuando
tienen sed, los enfermos deben tomar agua fresca, al natural, en pequeños y
repetidas porciones, a fin de refrescarse interiormente y disolver y eliminar
los tóxicos. Las fatigas, impresiones y dolores se pasan con un vaso de agua
fresca.
El
agua debe beberse fuera de las comidas y al menos una o dos horas después de
una comida abundante. Nunca se debe beber agua helada con el cuerpo caliente o
agitado, porque se puede producir enfriamiento en los pulmones o el estómago,
resultando pulmonía o catarro estomacal.
Si
el agua al interior actúa como la mejor medicina, aplicada al exterior es un
elemento insuperable para conservar la salud.
5.
Tener suma limpieza en todo
La
limpieza orgánica es salud, la impureza es enfermedad.
Así como el funcionamiento de un motor depende de la limpieza de todas sus
partes, el organismo humano será normal si está limpio y anormal si está sucio.
La
suciedad de la piel es absorbida, pasando al interior, y la limpieza externa
purifica también el medio interno, es por eso que con toda razón decía
Priessnitz: “Las enfermedades se curan mejor por fuera que por dentro.”
Con
la misma razón que diariamente nos lavamos la cara y las manos, debemos también
lavarnos todo el cuerpo, pasando, al levantarnos de la cama, desde el cuello
hasta la planta de los pies, una toalla empapada en agua fría, ya sea para
volver al lecho o para iniciar el día inmediatamente sin secarnos.
Es
increíble que una práctica tan sencilla sea de tan magnífico efecto, pues,
generalmente es suficiente para mantener el cuerpo ágil, liviano y resistente a
los cambios atmosféricos. Este es el baño más natural, sencillo y eficaz en
todo caso, se esté sano o enfermo, sea uno joven o viejo.
La
limpieza no se reduce a nuestra persona sino a todo cuanto nos rodea: La casa y
especialmente la cama en donde se duerme deben estar libres de polvo y debe ser
aireada y asoleada.
Para
mantener la limpieza interna, una persona en estado normal de salud debe
realizar una ablución de agua fría al despertar, dormir con la ventana abierta,
desayunar frutas o ensaladas y evitar comer productos animales, especialmente
la carne.
6. Dominar las pasiones
Dado que nuestro sistema nervioso es un agente
transmisor de las energías vitales, cualquier desequilibrio de sus funciones
afecta a la normalidad general del cuerpo provocando la enfermedad. Es por esto
que toda enfermedad supone un desarreglo nervioso y éste suele ser la causa de
aquellas.
Nuestra
mente controla la actividad afectiva y ésta a la vez impresiona al sistema
nervioso, así que es muy importante educar la fuerza mental hacia el dominio de
nuestros nervios.
La
fuerza mental es atributo del hombre y de ella derivan fenómenos antes
inexplicables como el hipnotismo, la transmisión del pensamiento y de energía
vital, etc. Bien sabemos que un susto, una alegría producen desarreglos en la
digestión, lo que significa anormalidad general. La vida emocional y los
excesos sexuales debilitan al sistema nervioso y arruinan la digestión, convirtiéndose
en grave causa de falta de salud.
La
vida tranquila sin ambiciones desproporcionadas y libres de preocupaciones
intensas es condición indispensable para una buena salud. El amor, si no es
controlado, también puede ser causa de enfermedad y aun de muerte. Sabemos que
el odio, el orgullo y la envidia envenenan la sangre y que la ira afecta las
funciones del estómago y del hígado.
Los
malos hábitos de la juventud, y con mayor razón de la niñez, tienen como
principal causa anomalías del sistema nervioso por sangre maleada por herencia,
perturbación que desaparecerá purificando la sangre con un régimen alimenticio
a base de frutas crudas y activas eliminaciones por la piel del sujeto.
Normalmente,
el hombre no debería pensar en reproducirse antes de haber terminado su desarrollo,
el cual demora 25 años. Sin embargo, dado el estado de degeneración de la
especie humana que ha reducido tanto la duración de su vida, se pueden
anticipar algo los plazos fijando los 21
años como la época propicia del hombre para reproducirse.
La
duración de la vida depende en gran parte de saber guardar la castidad en la
juventud, pues son esas reservas vitales las que nos permitirán afrontar con
éxito las crisis de la edad madura y la decadencia de la vejez.
7.
No estar jamás ociosos
El
trabajo, además del beneficio material que nos proporciona, deja en nuestra
alma la satisfacción del deber cumplido y es fuente de virtudes. El movimiento
es la vida y la inacción es la muerte. Debemos, pues, movernos, actuar, sudar.
Sin dudar el cuerpo se enferma porque no expele todos los residuos del desgaste
orgánico. Sabemos que las maquinarias que no trabajan se oxidan y acaban por
arruinarse antes de tiempo. Igualmente, el ejercicio físico es uno de los estimulantes
de la energía vital y, por tanto, un agente de curación de las dolencias.
Por ello es conveniente que toda persona que no tenga ocupaciones que exijan
movimiento practique una gimnasia, en lo posible desnuda, al levantarse y al
acostarse, combinándola con baños de agua, aire, luz y sol, al aire libre o
dentro de una pieza con la ventana abierta.
Sin
duda la gimnasia más natural es la agrícola, cavando la tierra, con lo que se
desarrolla la actividad de todo el cuerpo, al mismo tiempo que descansa el
espíritu y se fortalece el sistema nervioso. La natación es también una buena gimnasia,
pero no debe prolongarse demasiado porque enfría la superficie del cuerpo
afectando las entrañas. La ascensión de cerros o montañas es un ejercicio muy
saludable y completo. Remar también es recomendable, pues el trabajo con los remos
activa a todo el organismo en forma rítmica y pausada.
8.
Descansar y dormir sólo lo necesario
Así como la Ley Natural nos impone el trabajo
y el movimiento, nos manda también descansar, a fin de reparar el desgaste
producido por la actividad orgánica. El descanso supone el trabajo y, lógicamente,
quien no se ha cansado no debe descansar.
La
Naturaleza nos indica las horas de actividad que empiezan con el día y termina
con la puesta del sol. La mayor actividad de la naturaleza comienza a media
noche hasta mediodía, decayendo desde el mediodía hasta la medianoche.
Las
horas más favorables para el sueño son antes de medianoche, pudiéndose decir
que una hora de sueño antes de las 12 de la noche vale más que dos horas
después de la medianoche. El mejor y más satisfactorio reposo se obtiene
entre las 8 de la noche y las 4 de la madrugada. Siete u ocho de sueño
bastan para el descanso de un adulto; los niños necesitan algo más. El
exceso de sueño enerva e intoxica.
La
cama debe ser algo dura y en lo posible de materiales naturales y orientarse
hacia el hemisferio boreal(norte) con la
cabeza hacia el sur para aprovechar mejor las corrientes magnéticas. El exceso
de ropa en la cama perjudica. El cuerpo debe estar desnudo o a lo sumo con una
camisa holgada, sin ataduras ni opresiones que dificulten la libre circulación
de la sangre. La ventana abierta todo el año y entreabierta cuando el tiempo
sea borrascoso, es indispensable para que el sueño sea reparador. La posición
de espaldas con los miembros estirados favorece la circulación de la sangre.
También es bueno dormir sobre el costado derecho, pero hay que evitar
recostarse sobre el lado izquierdo, pues en esa postura las vísceras comprimen
el corazón, dificultando sus funciones.
9.
Vestir sencillamente y con holgura
El
hombre tiene su piel para estar en permanente contacto con el aire, así como el
pez tiene la suya para estar en el agua. Para este fin, la piel posee órganos
que le permiten aprovechar los elementos indispensables para la vida: aire,
luz, tierra y calor solar.
Nuestra
piel por sus millones de poros tiene una doble función: eliminadora y
absorbente. Por la piel eliminamos residuos orgánicos en tal proporción que
representan un equivalente hasta del 30 % de la eliminación de los riñones. En
este sentido, el sudor es un producto equivalente a la orina.
Cuanto
más se activan las funciones eliminadores de la piel, menos trabajan los
riñones y viceversa. La piel es un tercer riñón.
Por
eso es tan importante para la salud el sudar diariamente, aunque sea
sólo una hora, pues con ello se evitan las dolencias de los riñones y se
mantiene limpia la sangre.
Además
de su función eliminadora, la piel tiene la propiedad de absorber oxígeno del
aire, calor y luz del sol y emanaciones magnéticas y eléctricas del ambiente. La
piel es, pues, un tercer pulmón. Si se paralizan las funciones de la piel,
aunque sean por unos minutos, se produce intoxicación y aun la muerte.
Para
realizar su doble función eliminadora y absorbente, la piel necesita estar
libre de envoltura, en contacto con el aire, la luz y el sol, de donde resulta
la importancia de los baños de estos elementos que deben tomarse diariamente,
al menos durante una hora al levantarse. Las aplicaciones adecuadas de agua
fría sobre la piel activan sus funciones, de donde se entiende la importancia
de la hidroterapia.
Se
podrá comprender ahora lo nocivas que son las ropas adheridas al cuerpo que
impiden la ventilación de la piel. Camisetas, calzoncillos largos y de punto,
ligas, corsé y cuellos o zapatos apretados son elementos de tortura y de
castigo para nuestra salud. Nuestras ropas deben ser amplias, permitiendo las
corrientes de aire sobre la piel, y el abrigo no debe ir nunca interiormente,
sino superficialmente, reemplazando las camisetas por la manta y sobretodo.
Sobre
la piel debemos usar ropa de hilo o algodón, jamás lana o materiales
sintéticos, para facilitar la absorción de las materias expulsadas por los
poros.
Los
zapatos deben ser holgados y de material poroso, no comprendiéndose el absurdo
de usar suelas de gomas o hule que impiden las corrientes eléctricas y
magnéticas que purifican y vivifican nuestro cuerpo. Es por esto que es
importante pasar un rato al día caminando descalzos sobre la tierra húmeda o el
rocío del pasto.
El
medio más sencillo y al alcance de todos para activar las funciones de la piel
consiste en la frotación de agua fría todos los días al salir de la cama, para
lo cual basta con una toalla más o menos empapada en agua fría que se pasa por
todo el cuerpo desde el cuello hasta la planta de los pies, sin restregar,
vistiéndose sin secarse o volviendo así al lecho hasta que desaparezca la humedad.
10.
Cultivar todas las virtudes, procurando siempre estar alegres.
El
hombre que goza de salud física y moral procura el bien del prójimo.
La maldad y los vicios generalmente son consecuencia de estados patológicos de
nuestro organismo, ya que nuestra alma obra a través de nuestros órganos
corporales. Una sangre viciada y envenenada mantiene un estado de irritación y
congestión de los centros nerviosos que los hace actuar fuera de orden.
El
hombre que siente y aprovecha a diario los beneficios naturales, tiene un
corazón constantemente elevado, colocándose en un plano más alto que lo aleja
de las miserias del vicio.
Además,
sus energías vigorizadas son suficientes para dominar las pasiones y
sobrellevar las adversidades de la vida.
La
vida ordenada conforme a la Ley Natural permite tener menos privaciones por
cuanto se gasta menos de lo habitual en alimentarse y se aprovecha mejor lo que
se consume, manteniendo así un estado de ánimo satisfecho que hace sentir la
alegría de vivir. No olvidemos: salud es virtud, alegría y bienestar.
Enfermedad es vicio, pena, dolor y desgracia en todo orden de cosas.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)