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viernes, 4 de noviembre de 2011

EL CUERPO EN LA CIBERCULTURA

"Por muchas razones, hombres y mujeres no se sienten reconocidos, acogidos y mucho menos amados. En la era de la comunicación, de imágen, de la tecnología, se percibe una necesidad cada vez más apremiante por alcanzar una vinculación más profunda y existencial que rompa definitivamente con sensaciones de abandono y aislamiento"


Sentir, oler, tocar, escuchar, a otro ser humano y en sintonía sentirse olido, tocado y escuchado no solo hace parte de la convivencia sino que constituye una necesidad vital, una condicion sin la cual la existencia se tornaría insoportable.


A la entrada en escena, desde finales de la década del sesenta del siglo pasado, de una nueva forma de comunicación (acompañada de numerosos dispositivos tecnológicos) que con el tiempo han venido conectando y haciendo parte importante de la vida diaria, de millones de personas alrededor del mundo (lo que en la década del noventa se llamó internet) y que hoy en día toma mayor fuerza con el uso de las computadoras, teléfonía móvil y la conectividad inhalámbrica, hace pare de un nuevo orden cultural, que algunos denominan cibercultura, lo que ha introducido nuevos elementos para pensar la estructura y significado del cuerpo.

EL CUERPO FUERA DE LA PANTALLA. Actualmente existen sistemas de dominación y descriminación, en la medida en que acceder al entorno virtual está materialmente condicionado por la posesión de algunos artefactos como un computador, módem, servicio telefónico y un proveedor de internet. Los excluídos del ciberespacio con los mismos que han sido tradicionalmente marginados por causa de la materialidad de su cuerpo. Por ello existen diferencias socioeconómicas entre quienes pueden o no acceder a internet, por factores tales como la edad, el nivel de ingresos, el genero, la raza y la orientación sexual. Desde esta perspectiva, los cuerpos de quienes están fuera del ciberespacio son claramente "identificables" como mujeres y gente de color que carecen de recursos económicos. Las políticas de inclusión digital que permiten el acceso a internet por parte de multitudes marginales, como se observa en algunos municipios de Colombia; las experiencias ampliamente documentadas sobre el uso que hacen de internet los indígenas, defensores de derechos humanos, campesinos, los sin tierra y otros movimientos sociales y grupos subalternos, como el de las mujeres,; hace que el ciberespacio sea una amenaza a la corporeidad con las que los cuerpos están dotados fuera del entorno virtual.

Las corrientes de pensamiento asociadas al post-humanismo (del cine futurista y el tecno-arte) plantean que el cuerpo en su estructura biológica común tiene serias limitaciones, toda vez que no puede hacer frente a la cantidad y complejidad de información que acumula, aparece intimidado con respecto al a precisión, velocidad y poder de la tecnología; está mal equipado frente a las nuevas realidades porque falla y regularmente y se agota con rapidez; su desempeño es condicionado por su edad; susceptible de enfermarse y condenado a la muerte temprana; su capacidad de sobrevivencia es muy precaria ya que su sistema inmunológico dificulta reemplazar los órganos que nos funcionan bien.

EL CUERPO EN LA PANTALLA. Esto se muestra través de las descripciones o avatares de forma que los obesos pueden ser delgados, los feos pueden transformarse en hermosos, los altos en bajos, los torpes en ágiles, los hombres en mujeres, los blancos en negos, los humanos en ciborgs y mucho más. Así, los cuerpos se alejan de su mundo físico y de su correspondencia con su Credor, en las que el cuerpo es moldeado por los discursos en torno a éste y por las formas mediadas en que éstops se presentan. Pero, por más que esto suceda, él o ella siempre tendrán que retornar a su realidad corpórea por tener el estómago vacío, rigídez del cuerpo, dolor de manos, dolor de espalda, irritación visual por pasar muchas horas frente del computador